No
eres tú, ni soy yo, es el "nosotros"
No, no eres tú ni el ser
falso que se esconde detrás de todas esas mentiras que repetiste tanto hasta
que te las creíste.
No, no eres tú ni tus
ideas de recorrer una vida a mi lado mientras sentado en un sillón recitas un
poema de alguien que sentía vibrar el alma.
No, no eres tú ni son
los sueños rotos que acumulaste en alguna almohada a la cual le mencionas todas
las noches un nombre que no es el mío.
Ni siquiera es por el exceso de valentía que has tenido al querer
quererme, mucho menos al tener que mirarme a los ojos para asegurarme
eso.
Tampoco son tus manos frías al caer de la noche o
la indiferencia manifestada ante mi existencia después de la extinción de la
distancia entre nosotros.
No, ni son los reproches que le grita tu mente
perfecta a mi mente perversa cuando tiene sed de amar, de sentir, de vivir, de
llorar, de gozar.
No, no eres tú ni la negación de mis defectos por parte de tu miedo a
la soledad.
No eres tú, soy yo, soy yo la que se ha mentido tanto que ahora todo se ha
vuelto falso, soy yo la que quiere caminar, brincar, correr, volar
entre los sueños donde ya no quiero que estés tú.
Soy yo la que se rinde ante la lucha inútil que no quisiste
hacer por un amor como el mío.
Si soy yo quien ahora desprecia las migajas detrás de la
soledad ajena, soy la que se va tanto por cobarde como por valiente, la que
pretende vivir sin miedo, sin lástima, con sueños, mil sueños, míos y de nadie
más.
Soy yo la que pretende brillar lejos de la sombra de un
pasado que se arrastra entre el hubiera y no hubiera de un cobarde enamorado de los recuerdos de
un gran amor, ese que solo se tiene una vez en la vida y que es cierto, no soy yo.
Soy yo la que se marcha sin ser el amor de
la vida de alguien, la que se va para no serlo ni de ti, ni de mi ni de nadie.
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