sábado, 1 de septiembre de 2018

A veces mordidas

Por la pinche Lluviedad

Hace como dossstrés noches te estuve cantando de memoria hasta dormirme.
En ese momento fue inconsciente mi repaso de ti, un cantarte casi mudo, pero ahora que te escribo me llena, me inflama la exaltación con que te entonaba recién te aprendí.
Desperté con mis dedos desafinados repasando las partes de mi piel donde tus labios me cantaron besos.
Tu cuerpo era esa canción que emociona y se nos sale a gritos; me dejaba guiar por su melodía, las subidas y bajadas que armaban tu cintura, tus pechos, tu cuello, y repasaba tus labios como estribillo delicioso que permanecía como música de fondo de todo lo que hiciera en los días siguientes.
Nos cantábamos mutuamente con el mismo entusiasmo, a veces en voz bajita como empieza el mar, vaporoso, y poco a poco nos íbamos cantando más y más profundo; ensayábamos llegar a esa nota altísima, extática, buscando siempre crestas de olas más altas.
A veces el clímax era bajito, a veces a voz en cuello, pero siempre gustábamos de cantarnos, decantarnos, encantarnos, diría, pero ya sería mucho empalago… aunque sí.
Nos habremos cansado en algún momento, toda canción favorita repetida, rerrepetida, rerrerreiterada llega a hastiar, pero siempre vuelve a emocionarnos igual, era nuestra ventaja sobre la costumbre.
Siempre volvía el sonsonete húmedo y fácil de tus dientes en mi cuello, versando cada centímetro que entonces se convertía en metro, en kilómetro hacia el cielo y hacia dentro.
Y ya nunca son tus labios, y ya nunca será tu lengua, son mis dedos incompetentes, desafinados, fuera de tiempo, secos, sin voz, sin vos, que se avergüenzan al sorprenderse tratando de cantar tu canción en mí, y rápido improvisan y rascan una comezón inventada, masajean calmando una preocupación que no hay.
De las potentes descargas que sentía en el pecho, en el estómago, en el vientre, con esa vieja canción, ahora quedan apenas unos toquecitos tímidos, tibios en quiénsabedónde, no se puede ni ubicar.
Y aunque estas ganas de gritarte no se van por más que intente cantarte como antes, apenas alcanzo a tararearte ya.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Sueño ligero