Recuerdos en mil noches.
Su
presencia sacudía más allá de todo el universo, tenía la mirada más triste que
había visto y mirarle alegraba tanto mi ser, humedecía mis desiertos y mis más
perversos pensamientos.
Moríamos
con el sol y despertábamos con el calor de nuestros cuerpos enredados en el
deseo de permanecer juntos por siempre.
Debajo de un cielo gris con olor a alquitrán sus manos me enseñaban a
ver la vida con cada detalle de miseria, y no, no era pesimismo, era realidad.
Canciones
extrañamente hermosas sonando de fondo mientras los subterráneos seguían su
camino, desde el oriente hasta el poniente sin hacer paradas en Torreón.
Un
beso por letra, de letra en letra mis labios conocieron la calma mientas mi
cuerpo y mente se fundían al calor de un sólo caos, el suyo.
El
intercambio de amor permanecía entre el cielo y nuestro infierno, somos lo que
nadie quiere y por eso nos queríamos.
Su
recuerdo vive en la oscuridad de mis párpados y debajo de un paraguas donde no
caminará más abrazado a mi cintura con el pretexto de un espacio pequeño.
Es
cierto, vivo de recuerdos pero también muero con ellos...
Ayded HDiaz.
Ayded
HDiaz.
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